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Entre canales y flores


¿Sabes de qué ciudad estoy hablando con este título? Si tu respuesta es “no”, te daré otra pista: Aquí se refugió durante dos años uno de los personajes más icónicos de la Segunda Guerra Mundial. Aún más, en este lugar la marihuana es 100% legal, por lo que es extremadamente fácil identificar a sus consumidores, sin importar la distancia o la hora del día. Conocida comúnmente como “la Venecia del Norte” por su elaborado sistema de canales y sus angostas casas, Ámsterdam fue fundada en el siglo XII como un pequeño pueblo pesquero, sin embargo, hoy en día es la ciudad más importante de Países Bajos, al igual que un gran centro financiero, político y cultural.

Aquí, andar en bicicleta es tan básico como respirar. Todas las personas, sean niños, jóvenes, adultos y hasta ancianos, dominan el ciclismo a un nivel que solo un auténtico holandés podría tener. Por lo mismo, Ámsterdam es una de las ciudades más limpias y ordenadas del mundo. Sus paisajes son impecables; constituidos principalmente de canales, casas, bicicletas y flores. El ambiente es relajado y la gente vive al día.

Dejando un poco atrás la vida callejera, en la capital holandesa se encuentra uno de los museos más increíbles que he visitado, y que si eres fanático del arte y has estado en Ámsterdam, seguramente tú también: el Museo Van Gogh.

Simplemente no tengo palabras para este lugar. Es un espacio mágico donde conoces a Vincent de una forma más real, más humana y más íntima. Entiendes perfectamente su percepción como artista. Lo que veía, sentía, pensaba y en lo que se inspiraba al pintar cada uno de los cuadros expuestos aquí. Descubres los puntos más importantes e influyentes de su vida, que lo moldearon hasta convertirlo en quien era. Su infancia, sus amistades, sus relaciones, su locura y su muerte. Es un museo al que todas las personas, les guste de Van Gogh o no, deben de ir.

Otros puntos turísticos importantes que no te puedes perder son: el Palacio Real en la Plaza Dam, el mercado de flores flotante, el Barrio rojo, un paseo por Vondelpark, Rijksmuseum y, sin falta, la Casa de Ana Frank.

Básicamente, lo que se tiene que hacer en esta peculiar ciudad es perderse por las calles, observar los paisajes, andar en bicicleta, visitar los canales y sentir la vibra tan única que inevitablemente transmite. Sin más, Ámsterdam es uno de los lugares más bonitos y llenos de vida que he visitado, y que indudablemente se robó una parte de mi corazón para siempre.

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