¿Puedes imaginar una ciudad que combine rasgos europeos y asiáticos? ¿Crees que exista un lugar que te haga cuestionar en qué continente estás? Si tu respuesta es "sí", significa que definitivamente has visitado la capital turca. Conocida históricamente como Bizancio y posteriormente como Constantinopla, Estambul es la ciudad más poblada de Turquía y el centro histórico, cultural y económico del país. Es considerada como una de las ciudades más bellas del mundo por su valor artístico, y su ubicación la hace única ya que pertenece tanto a Europa como a Asia.
Cuando llegué a Estambul después de un largo viaje recuerdo haberme sentido especialmente desubicada. Estaba tan cansada que no entendía muy bien en dónde estaba, y honestamente no me importaba, eran las 3 de la mañana y lo único que quería era llegar al hotel a dormir. La tarde siguiente que salimos a caminar por las calles, caí en cuenta de que me encontraba en un lugar totalmente diferente a cualquier otro que hubiera visitado antes. No lograba descifrar Estambul en general: habían edificios y construcciones de estilo europeo, sin embargo, veía mujeres con la cabeza cubierta y gente fumando arguile en los restaurantes.
Estos contrastes culturales me confundían tanto que en un principio simplemente no me hallaba en esta ciudad, no obstante, lo que me esperaba en los próximos días cambiaría mi opinión tan radicalmente que acabaría considerando a Estambul como una de mis favoritas.
Visitamos los puntos turísticos más importantes: la Mezquita Azul, la de Suleiman, Santa Sofía, San Salvador de Cora, la Torre de Gálata, el Bósforo, el Palacio Topkapi, el Mercado de la Especias, el Gran Bazar y otros mercados llenos de artesanías turcas, que se convirtieron en mis nuevas favoritas.
Más allá de estos lugares, cabe destacar que me enamoré de Estambul y de Turquía por su gente, que se caracteriza por ser amable, noble, religiosa y especialmente tolerante. Esto fue una gran sorpresa para mí, ya que anteriormente tenía la idea de que Turquía era un país inseguro en el que la violencia estaba a la vuelta de la esquina, sin embargo, cada día fui descubriendo lo equivocada que estaba.
Estambul, en pocas palabras, es una ciudad que te deja boquiabierto. Desde sus enormes mezquitas e interminables mercados, hasta la calidez de su gente y el respeto tan grande que le tienen a su religión, sin importar cuál sea. Es una ciudad que combina a la perfección elementos europeos y asiáticos, te invita a ser más "open minded" y te deja con ganas de saber más: de explorarla de principio a fin.