Hace unos años viajé a la "tierra de libertad", mejor conocida como Tailandia, un país que hoy considero uno de mis favoritos por su cultura, religión, gente y especialmente porque ahí fue donde conviví con mi animal favorito: el elefante. Esto sucedió específicamente en el Elephant Training Center Chiang Dao, en Chiang Mai, cuyo propósito es crear un ambiente sano en el que cada uno de éstos sea feliz. Los elefantes, tal como si fueran al colegio, tienen actividades en la mañana y tiempo libre en las tardes; de esta manera tuve la oportunidad de formar parte de un día común y corriente de su vida.
Primero que nada presencié un auténtico baño de elefantes, actividad que evidentemente disfrutan al máximo pues prácticamente lo único que hacen es revolcarse y echar agua por doquier con sus trompas.
Una vez que estaban limpios era hora de un poco más de diversión, y ¿qué es más divertido que jugar fútbol con tus amigos? Sí, leíste bien, los elefantes también son deportistas. Era la época del Mundial, por lo que cada uno de ellos entró a la cancha con la bandera de un país pintada en la frente, y así fue como se echaron una cascarita en la que hubo pases, saques, faltas y hasta goles.
Las siguientes actividades requerían un poco más de coordinación, por lo que llegué a dudar de su capacidad; sin embargo, los elefantes me enseñaron a nunca subestimarlos. Ante mis ojos vi cómo un elefante lanzaba dardos hacia un tablero circular con un globo en el centro, el cual ponchó casi de inmediato. También aprendí que algunos elefantes son artistas, pues pueden pintar desde árboles y flores hasta autorretratos. De hecho, al final del día decidí comprar uno de estos cuadros que hoy en día cuelga de la pared de mi cuarto.
Después del show de talentos, los turistas podíamos entrar al escenario a tomarnos fotos con las estrellas. En mi caso, entre foto y foto hubo un elefante que hasta un beso me robó, el cual se sintió tan extraño que no me aguanté la carcajada.
Esta experiencia ha sido, indudablemente, una de las más interesantes y divertidas de mi vida. Tailandia es un país que no te deja de sorprender, por lo que pienso que es un "must" en la lista de cualquier viajero.
